domingo, 31 de julio de 2011

¿Qué hacer ante un hijo adolescente?



 ¿Qué hacer ante un hijo adolescente?, ¿Debo ser autoritario, amigo?, ¿Debo consentir, prohibir?…


Hasta que nos toca vivir este etapa del desarrollo de nuestros hijos, recièn podremos ver la magnitud de lo que es tener un hij@ adolescente.

Es muy importante que los padres nos formemos o preparemos para afrontar esta etapa evolutiva,  porque asì tendremos pautas adecuadas  a seguir  para controlar y evitar el conflicto que se da entre padres e hijos. Es importante leer mucho sobre adolescencia y recordar como fue nuestra adolescencia en particular. Espere cambios de humor en el hij@ que normalmente es muy alegre y prepárese para más conflictos en el futuro que surgirán a medida que su hij@ encuentre su lugar como persona. 
Es difícil llevar una relaciòn completamente armònica con un hij@ adolescente ya que pueden presentarse crisis de comunicaciòn con ell@s.
Con el hecho de ser  unos padres autoritarios, que toman ellos las decisiones unilateralmente los hijos serán incapaces de hacer nada porque siempre tendrán miedo, y si la rigidez ha sido mucha, lo más probable es que la crisis de oposición del chic@ sea mucho más grave. No olvidemos que el temor y el miedo nunca han sido formativos. Debemos enriquecer su personalidad no anularla.

Aquellos que son superprotectores  tampoco favorecen a los adolescentes que serán chic@s tímidos, inseguros, incapaces de tomar decisiones, con un exceso de control paterno afectivo, que no es más que una forma dechantaje emocional.  “¿ te vas a ir? ¿ me dejas sola? Yo que siempre me sacrifiqué”....

El otro tipo de Padres permisivos o muy permisivos, igualitarios, hacen que casi no se distinga quien es quien. En realidad suelen ser padres inmaduros, que no asumen la responsabilidad de la educación, son despreocupados, negligentes, o con pocos recursos educativos… padres que por propia comodidad o por temor a ser impopulares ante sus hijos, mantienen actitudes de concesión constante. Ceden ante cualquier petición de los hijos. Esto es sin duda muy perjudicial, pues los niños crecerán sin patrones adecuados de conducta, no podrán identificarse con un modelo paterno, puesto que son colegas, y no podrán enfrentarse al mundo con la responsabilidad y laformación adecuadas porque sus padres no la han tenido.
Entonces: 


¿Cuál sería pues el tipo de padres que pueden educar sanamente a sus hijos?


¿Qué postura es la adecuada para un buen desarrollo psicológico, emocional e intelectual del adolescente?


Aquì tenemos:



Padres moderadamente autoritarios:

  • Disponer de muchísima paciencia. No debemos olvidar que ellos tratarán de imponer sus criterios, aprovecharse de nuestras debilidades, debemos ser perseverantes, no claudicando nunca, y cuando nos veamos desbordados pedir ayuda a un profesional que nos oriente.
  • No se debe mandar hoy una cosa y mañana otra, con contradicciones porque evidentemente nos hará perdercredibilidad.
  • Cuando se toma una decisión hay que mantenerla. Previamente hay que razonarla pero una vez tomada, deberemos mantenerla aunque cueste trabajo o sacrificio…
  • No se puede exigir a los hij@s lo que no somos capaces de hacer. Mantener una congruencia de vida, no podemos pedir orden si somos un desastre….
  • Se debe mantener el control. No dejarse llevar siempre por la ira, el enfado, puesto que nos puede llevar a dar órdenes que luego tendremos que corregir.
  • Ser tolerantes con las pequeñas cosas, (la ropa, el tatuaje, el pendiente…) y poder exigir en las fundamentales.
  • Mostrar interés por todas sus acciones. No exigir, dar órdenes y desaparecer de la escena, leer el periódico o salir de casa, desatendiéndose del hijo.
  • Valorar todo lo bueno, lo responsable que sea, aunque sea minimamente, pues así será estimulado, procurando estar siempre para ver también lo que ha hecho bien, aunque sea su deber (como estudiar, orecoger su habitación) puesto que en esta crisis esto a él, al adolescente, le supone un esfuerzo.
  • Forman hijos con confianza en sí mismos, con altos niveles de autoestima e independencia. Valoran la autonomía.
  • Refuerzan la conducta disciplinada. Saben decir no.
  • Dan  los consejos adecuados, pero no imponiendo siempre su criterio.
  • Son padres, no amigos, pero no son inaccesibles.
  • Mantienen una comunicación amplia y pueden detectar problemas


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