lunes, 26 de abril de 2010

PREADOLESCENCIA Y ADOLESCENCIA


 LOS PADRES DURANTE LA PREADOLESCENCIA Y ADOLESCENCIA DE NUESTROS HIJOS


La “pre”-adolescencia es una etapa particular. El “pre” es el indicador de que antecede algo y como acto previo este será un adelanto de lo que vendrá.


Esta etapa es un desafío, es un cambio radical que se da en el niño. Es como un puente que debe cruzar: una lucha entre dejar de ser niño para empezar a ser adulto. La pre-adolescencia y la adolescencia son
complicadas porque se quiere dejar de ser niño pero, a la vez, seguirlo siendo, y empezar a ser adulto, pero se teme serlo. Esta etapa intermedia o de transición suele ser difícil tanto para el adulto como para los niños, ya que surge los cuestionamientos personales como la indecisión de “¿soy niño o soy adulto?”, “¿Quién soy?”, lo que les origina a los chicos una debilidad, inestabilidad emocional que se expresa a través de enojos, miedos, aburrimiento, llanto, susceptibilidad o berrinches y una confusión interna. Esto lo demuestran rebelándose, contradiciendo a los padres.

 Entonces, el gran desafío al que se enfrentan los padres en esta etapa es continuar siendo autoridad firme, figuras de apoyo y contención para sus hijos.
Ademàs debemos ser buenos observadores en esta transición  porque nos indicarà las caracterìsticas  de lo que se nos aproxima y  puede servir a los padres para prepararse e ir adaptándose a lo que se viene, como por ejemplo  el hecho de independencia  del hijo(a)  que nos exige “soltar la cuerda” para que comiencen a andar y eso es difícil para cualquier padre.

Para salir bien parados de esta etapa y no morir en el intento aquí algunos Tips que tenemos que considerar como padres:
  • Primero prestar atención a las conductas de los hijos.
  • Intente abrir su mente a los planteos de su hijo y brindarle un espacio de libertad y confianza para que pueda lograr su lento ingreso al mundo de los adultos.
  • Intentar fortalecer el dialogo abierto y ofrecerse como referente en caso de surgir dudas o preguntas
  • Superar el gran desafío que se nos presenta el de “aprender a soltarlos”. Sobre todo cuando la inseguridad acecha en cada esquina y nosotros los creemos tan vulnerables e inexpertos.
  • En cuestiones de amigos, ya no podemos estar acompañándolos todo el tiempo, lo que prima es el de confiar en el trabajo realizado y “seguirlos de cerca” dando un consejo oportuno y estimulando al mismo tiempo su autoestima. Si realmente nos parece que tenemos que supervisar sus relaciones de amistades, una buena propuesta puede ser incentivar una reunión informal en casa con sus nuevos amigos (pizza, películas, juegos de mesa). Definitivamente será una excelente ocasión para conocerlos.
  • Cuando comience a salir, recomendarle qué hacer en ciertas situaciones, marcar presencia y averiguar donde estará y cuando volverá. Pero no se debe controlar al niño. En general, la sobreprotección genera efectos negativos en los hijos.

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